De Madrid a Francia e Inglaterra
La PEREGRINA pertenecía a un grupo de joyas de la corona que los reyes debían transmitir de padres a hijos. Como la colección de cuadros, que fue el germen del posterior Museo del Prado, estas joyas tenían un valor histórico y simbólico y los reyes debían asegurar su conservación. La perla fue propiedad de las sucesivas reinas de España, que la lucieron en sombreros y aderezos. Su pista puede seguirse a través de los inventarios y testamentos reales.
Cuando José Bonaparte regresó a Europa, se trajo la perla consigo. Se cree que dispuso en su testamento que se la entregara al futuro Napoleón III, quien debió venderla hacia 1848 por problemas económicos. Se la compró el marqués de Abercorn, cuya esposa la lució en París, en un baile en el Palacio de las Tullerías. Como ella se negó a taladrar la perla para engarzarla mejor, era muy fácil que se desprendiera, si bien no llegó a extraviarse.La pieza permaneció en España hasta 1808, cuando el rey invasor José Bon
aparte ordenó que le entregasen las joyas de los Borbones españoles, ya exiliados. Fue enviada entonces a su esposa, que residía en París, pero años después de perder el trono español el matrimonio se separó y Bonaparte marchó a Estados Unidos, con una amante y con la perla. Cuando José Bonaparte regresó a Europa, se trajo la perla consigo. Se cree que dispuso en su testamento que se la entregara al futuro Napoleón III, quien debió venderla hacia 1848 por problemas económicos. Se la compró el marqués de Abercorn, cuya esposa la lució en París, en un baile en el Palacio de las Tullerías. Como ella se negó a taladrar la perla para engarzarla mejor, era muy fácil que se desprendiera, si bien no llegó a extraviarse.La Pelegrina y el collar con la perla negra Azra
Duelo de perlas ilustres
Con frecuencia, en el ambiente de la joyería internacional, se han confundido dos perlas que son verdaderas bellezas nacaradas e ilustres, la PELEGRINA y la PEREGRINA, confusión debida no sólo por la similitud de sus nombres, sino también por su singular y complicada historia.
La apariencia de las dos perlas es muy distinta. La PEREGRINA casi es el doble que la PELEGRINA en tamaño y en peso. Por eso ha sido más famosa la primera. También laforma es diferente: la PEREGRINA tiene forma de lágrima y la PELEGRINA de concha oval.
La PELEGRINA
El nombre de "PELEGRINA" parece haber sido utilizado para referirse al menos a dos perlas naturales de diferentes formas, tamaños, origen e historia. Una, que se cree de origen sudamericano, con una historia de más de 350 años, tiene forma de pera y un peso de 133,16 granos. Otra, que se originó a principios del siglo XX, con una forma esférica y un peso menor de 111.5 granos.Aparte de la confusión causada por la existencia de dos perlas diferentes del mismo nombre, la aparición de una perla totalmente distinta de 203,84 granos de peso y de nombre "PEREGRINA", la cual fonéticamente se asemeja al nombre anterior, habría dado lugar a una confusión considerable entre los historiadores de gemas.La palabra en español "peregrina" significa "errante". La palabra "pelegrina" ha sido traducida por los historiadores de gemas como "incomparable", pero no hay tal palabra en el idioma español que tenga este significado. Parece que la palabra "pelegrina" habría sido deliberadamente creada para rimar con la palabra "peregrina", y sigue teniendo el significado de "peregrino o errante", pero muestra una diferencia con el nombre original, ya que se refiere a una perla totalmente distinta con un peso de casi 70 granos menos que la original PELEGRINA.
La PELEGRINA fue parte de las Joyas de la Corona española, siendo otorgada por el rey Felipe IV a su hija María Teresa cuando ésta casó con Luis XIV de Francia en 1660. No se sabe exactamente cuándo la perla entró en la Joyas de la Corona de España, pero podría ser cualquier momento entre el siglo XVI, cuando las perlas fueron descubiertas por primera vez en las colonias españolas del Nuevo Mundo, y mediados del siglo XVII. Así, el origen de la perla podría ser cualquiera de las principales zonas productoras de perlas del Nuevo Mundo durante ese período, tales como las zonas costeras del Archipiélago de las Perlas en el Golfo de Panamá, las zonas costeras de Venezuela y las islas del Caribe.
La antigua PELEGRINA es una perla natural blanca con forma de pera, con brillo plateado de alta calidad y un peso de 133,16 granos. Esta piedra, sin duda, tiene todas las características deseables en los siete factores de valor GIA de una perla: tamaño, forma, color, brillo, calidad superficial, calidad de nácar y valor de venta.
La Peregrina cruza el Atlántico
En 1969 la PEREGRINA sale a subasta, y la noticia causa agitación en España. Se cuenta que la Casa Real española intentó entorpecer la venta afirmando que esta perla no era la auténtica. Los Borbones españoles tenían otra, regalada por Alfonso XIII a su esposa, y afirmaron que era la PEREGRINA. Sin embargo, al menos parte de la familia Borbón sabía cuál era la auténtica; Alfonso de Borbón y Dampierre participó en la subasta de Nueva York, si bien su oferta resultó insuficiente.
Según documentación desvelada recientemente,
ya en 1914 Alfonso XIII sabía que la PEREGRINA
había sido
vendida por los Abercorn a una joyería inglesa. Consta que se la ofrecieron al rey y que le remitieron fotografías de ella. No llegaron a un trato, y acaso fue entonces cuando Alfonso XIII obtuvo una segunda perla, que sería la mostrada por su viuda en 1969.
Sea como fuere, la PEREGRINA pasó por dos coleccionistas más y fue subastada el día 23 de enero de 1969 por la sala Parke Bennet en Nueva York. La mayor parte de los que pujaron se detuvieron en los 15.000 dólares. Hasta los 20.000 llegó Alfonso de Borbón Dampierre. El actor Richard Burton la adquirió (sirviéndose de un intermediario) por 37.000 dólares, como regalo a su amada Elizabeth Taylor (quien la incorporaría a un collar de rubíes y diamantes, diseñado por Cartier de París, aderezo que hizo de la PEREGRINA, todavía más si cabe, una pieza de valor incalculable).
El 24 de enero, Luis Martínez de Irujo, Duque de Alba, jefe de la Casa de la Reina Victoria Eugenia, negaba la autenticidad de la perla subastada y exhibió otra que pretendía ser la auténtica, recibida de Alfonso XIII con motivo de su boda. Tanto la casa de subastas como diversos especialistas negaron veracidad a esa atribución. Esa presunta PEREGRINA fue legada a Juan de Borbón, hijo de Victoria Eugenia, y cuando éste renunció a sus derechos dinásticos en 1977, le fue transmitida al rey de España Juan Carlos I. Ha sido lucida varias veces por la reina Sofía, y algunos funcionarios de la casa real española siguen manteniendo que es ésa la verdadera PEREGRINA.
La PELEGRINA II
Una segunda perla originada a principios del siglo XX con un peso de 111,5 granos, forma perfectamente esférica y un raro color blanco plateado se le dio también e
l nombre de "PELEGRINA" pero para diferenciarla de sus “hermanas” se le agregó el II. El origen de esta perla, que también pertenecía a la Corona española, no se conoce con exactitud. Parece que Alfonso XIII, Rey de España de 1902-1931, dio la perla engarzada en un broche a su consorte, Victoria Eugenia de Battenberg, como un regalo de boda en 1906. La pieza parece haber permanecido como parte de las Joyas de la familia real, a pesar de la caída de la monarquía en 1931 y su posterior restauración como monarquía constitucional en 1978, siendo pasada desde entonces como herencia familiar desde Victoria Eugenia hasta la actual Reina Sofía, quien la ostenta actualmente.En la época en que la original PELEGRINA fue subastada en 1989 en Ginebra, el duque de Alba celebró una conferencia de prensa y afirmó que la verdadera PELEGRINA estaba en manos de la familia real española, pero la afirmación no pudo ser fundamentada.
La Diadema española de “La Chata”
La diadema bautizada como de 'La Chata' fue creada en el año 1867 por la joyería Mellerio, de París, por encargo de la reina de España Isabel II para la boda de su hija, la infanta María Isabel, con el príncipe Cayetano María de Borbón- Dos Sicilias. La pieza fue expuesta ese mismo año en París con motivo de la Exposición Universal.Conocida también como ladiadema de las conchaspor sus motivos marinos (se representa el mar a través de las conchas y la espuma de las olas por la sucesión de las perlas pinjantes en forma de pera), destaca esta importante joya por el montaje sobre platino de los doce diamantes y las siete perlas que la componen (Tres perlas a los lados,de menor a mayor tamaño, y una muy grande en el centro con forma de lágrima. Intercalados, los 11 diamantes y uno muy grande debajo de la perla, también con forma de lágrima).
Cuando falleció la Infanta sin descendencia, la joya pasó a su sobrino, el Rey Alfonso XII, luego al hijo de éste, Alfonso XIII y de él a su hijo Don Juan, Conde de Barcelona quien se la regaló a su nuera, la princesa Sofía de Grecia, por sus esponsales con el entonces príncipe Juan Carlos, en 1962. La Reina la lució en la boda de su hermano Constantino y aparece con ella en retratos oficiales y algún sello de correos.
Las “Queen Anne and Queen Caroline Pearls” de Elizabeth II
La soberana del Reino Unido y sus perlas forman una imagen que no puede ser concebida por separado. Elizabeth II posee una colección inestimable. Las que usa a menudo durante el
día fueron obsequio de su abuelo, el rey Jorge V, cuando ella aún era joven. Hay además regalos de bodas, herencias familiares, presentes de todo tipo que incluyen estas gemas.
Las perlas de la Reina Ana y la Reina Carolina, en conjunto, fueron estimadas en más de 4 millones de libras el par. Ambos collares constan de un solo hilo de grandes perlas con broches también de perla. El collar de la Reina Ana era la pieza más valiosa de la última soberana Estuardo. Horace Walpole escribió en su diario: "La reina Ana tenía pocas joyas y todas indiferentes, a excepción de un collar de perlas que le dio el príncipe Jorge".
La Reina Carolina, por el contrario, tenía una gran cantidad de joyas valiosas, incluyendo por lo menos cuatro collares de perlas finas. Llevó todos sus collares de perlas durante su coronación, pero después seleccionó las mejores cincuenta perlas para hacer un collar grande. En 1947 ambos collares fueron obsequiados a la entonces Princesa Isabel por su padre como regalo de bodas.
Aquel 20 de noviembre de 1947, Isabel dio cuenta de que había dejado sus perlas en el palacio de St. James. Como la princesa deseaba usar particularmente las perlas, le pidió a su secretario privado
John Colville que fuera hasta allí para recuperarlas. Colville terminó en el patio donde encontró el gran Daimler del rey Haakon VII de Noruega. El tráfico aquella mañana estaba detenido por lo que incluso el coche del rey de Noruega, con su bandera real volando, no podía llegar a ninguna parte. Colville continuó su viaje hacia el palacio a pie. Cuando llegó allí, tuvo que explicar su extraña historia a los guardias que custodiaban los más de 2600 regalos de boda de la princesa. Después de encontrar el nombre del secretario privado en un programa de la boda lo admitieron y Colville fue capaz de obtener las perlas de la princesa a tiempo para su retrato en el Salón de Música del Palacio de Buckingham.
El Swan Lake Suite de Diana, Princesa de Gales
Entre las diferentes piezas de joyería que lady Diana Spencer recibió de la colección personal de la reina al casarse con su hijo primogénito, sus favoritas eran las alhajas que incluían perlas, la más prominente de las cuales fue la TiaraCambridge Lover’s Knot, pues estuvo siempre asociada a la princesa. Además usaba collares de una o dos vueltas para el día y la noche, pero los chokers fueron los más famosos y fue fotografiada en diferentes ocasiones usándolos, con vueltas de perlas que variaban de dos a once. Estos chokers estaban hechos solo de perlas blancas o, a veces, con alguna gema de color como pieza central. El ejemplo más clásico es el que llevaba un gran zafiro y que lució por primera vez en 1985, durante el banquete de Estado en la Casa Blanca con el presidente Reagan.
Hasta el final de su vida usó perlas y de diamantes y perlas fue la última joya que llevó en público oficialmente antes de su muerte, el collar de la Swan Lake Suite.
Este conjunto consiste en dos piezas, un collar de diamantes y perlas y un par de aretes de diamantes y perlas. El collar había sido creado por los joyeros Garrard en la primavera de 1997 con el conocimiento y la asistencia de Diana. Fue usado para la gala real del ballet
“El Lago de los Cisnes” en el Royal Albert Hall el 3 de junio antes de ser devuelto a los joyeros para que fuera acompañado por los aretes. Desafortunadamente, fue su último compromiso oficial antes de su prematura muerte el 31 de agosto de 1997 y nunca tuvo la oportunidad de usar la suite completa.
El collar está confeccionado con 164 diamantes corte brillante y 14 diamantes corte marquesa e incluye cinco de las joyas favoritas de la princesa, las perlas de los Mares del Sur. Los aretes tienen un diseño floral montado en platino y están confeccionados con 15 brillantes y 3 marquesas cada uno y una perla esférica pendiente como gota.
Aunque la princesa había dado la orden a Garrard para su realización, no llegó a hacer ningún pago por el trabajo y, así, los joyeros de la corte seguían siendo sus dueños. El collar se convertía en la única joya lucida por la princesa de la cual no podía ser dispuesto su destino. Las piezas prestadas u obsequiadas de la colección de Elizabeth II regresaron a manos de la soberana; las que pertenecieron personalmente a la princesa, permanecen en custodia hasta que sus dos hijos, William y Harry, las reclamen algún día.Finalmente, el conjunto conocido como “Diana, Princess of Wales Swan Lake Suite” fue adquirido por el director de Lehman Brothers, el banco de inversiones londinense, como presente de cumpleaños para su esposa. El 16 de diciembre de 1999, los dueños ingleses de la suite decidieron subastarla en Guernsey’s, de Nueva York, siendo vendida por 580.000 dólares al coleccionista de Texas James McIngvale.
La tiara consiste en dieciocho arcos en punta de diamantes de los que cuelgan grandes perlas en forma de gota. El gran broche con forma de ramillete puede dividirse en dos piezas, y ambas pueden llevarse en el collar de perlas. Este collar puede llevarse con o sin el gran cierre de diamantes y perlas. Cuando se lleva con el cierre de diamantes, el cierre se lleva en la parte delantera del cuello. Algunas de las perlas son muy antiguas, de hecho, el rey Christian IV (1577-1648), fue retratado con un pendiente de perlas.La tiara consiste en dieciocho arcos en punta de diamantes de los que cuelgan grandes perlas en forma de gota. El gran broche con forma de ramillete puede dividirse en dos piezas, y ambas pueden llevarse en el collar de perlas. Este collar puede llevarse con o sin el gran cierre de diamantes y perlas. Cuando se lleva con el cierre de diamantes, el cierre se lleva en la parte delantera del cuello. Algunas de las perlas son muy antiguas, de hecho, el rey Christian IV (1577-1648), fue retratado con un pendiente de perlas.De Suecia la tiara viajó a Dinamarca como parte de los regalos de boda de la futura reina Luisa, hija de Luisa de Suecia y Noruega, en 1869. Luisa de Dinamarca conservó su conjunto hasta su muerte en 1926, cuando lo heredó la reina Alejandrina, que lo llevó mientras el rey Christian X estuvo vivo. Tras su muerte en 1947, ella cedió su conjunto a su sucesora, la reina consorte Ingrid, hija de Gustavo VI Adolfo de Suecia y Margarita de Connaught. La esposa de Federico IX de Dinamarca usó por primera vez esta joya durante su primera visita oficial a Suecia y, por segunda vez, durante las fiestas de coronación del Sha de Irán en 1967.
La Tiara de la Emperatriz Eugenia
Fue mandada hacer por Napoleón III al joyero de la corte Gabriel Lemmonier, para obsequiársela a su esposa, la bella española Eugenia de Montijo: una tiara de espectaculares perlas engarzada en platino y montada en brillantes. La emperatriz la usó a menudo en las ceremonias e incluso
El collar está confeccionado con 164 diamantes corte brillante y 14 diamantes corte marquesa e incluye cinco de las joyas favoritas de la princesa, las perlas de los Mares del Sur. Los aretes tienen un diseño floral montado en platino y están confeccionados con 15 brillantes y 3 marquesas cada uno y una perla esférica pendiente como gota.
Aunque la princesa había dado la orden a Garrard para su realización, no llegó a hacer ningún pago por el trabajo y, así, los joyeros de la corte seguían siendo sus dueños. El collar se convertía en la única joya lucida por la princesa de la cual no podía ser dispuesto su destino. Las piezas prestadas u obsequiadas de la colección de Elizabeth II regresaron a manos de la soberana; las que pertenecieron personalmente a la princesa, permanecen en custodia hasta que sus dos hijos, William y Harry, las reclamen algún día.Finalmente, el conjunto conocido como “Diana, Princess of Wales Swan Lake Suite” fue adquirido por el director de Lehman Brothers, el banco de inversiones londinense, como presente de cumpleaños para su esposa. El 16 de diciembre de 1999, los dueños ingleses de la suite decidieron subastarla en Guernsey’s, de Nueva York, siendo vendida por 580.000 dólares al coleccionista de Texas James McIngvale.
El Aderezo de Perlas de Orange-Nassau
La colección de Orange formada por diamantes, rubíes y perlas es un conjunto de una gran belleza. Las piezas de perlas fueron confeccionadas entre 1825 y 1860; sin ser específicamente un aderezo, aunque combinen perfectamente, el juego consistía en una tiara, un corsage, pendientes, broche y collar.
La tiara consiste en dieciocho arcos en punta de diamantes de los que cuelgan grandes perlas en forma de gota. El gran broche con forma de ramillete puede dividirse en dos piezas, y ambas pueden llevarse en el collar de perlas. Este collar puede llevarse con o sin el gran cierre de diamantes y perlas. Cuando se lleva con el cierre de diamantes, el cierre se lleva en la parte delantera del cuello. Algunas de las perlas son muy antiguas, de hecho, el rey Christian IV (1577-1648), fue retratado con un pendiente de perlas.La tiara consiste en dieciocho arcos en punta de diamantes de los que cuelgan grandes perlas en forma de gota. El gran broche con forma de ramillete puede dividirse en dos piezas, y ambas pueden llevarse en el collar de perlas. Este collar puede llevarse con o sin el gran cierre de diamantes y perlas. Cuando se lleva con el cierre de diamantes, el cierre se lleva en la parte delantera del cuello. Algunas de las perlas son muy antiguas, de hecho, el rey Christian IV (1577-1648), fue retratado con un pendiente de perlas.De Suecia la tiara viajó a Dinamarca como parte de los regalos de boda de la futura reina Luisa, hija de Luisa de Suecia y Noruega, en 1869. Luisa de Dinamarca conservó su conjunto hasta su muerte en 1926, cuando lo heredó la reina Alejandrina, que lo llevó mientras el rey Christian X estuvo vivo. Tras su muerte en 1947, ella cedió su conjunto a su sucesora, la reina consorte Ingrid, hija de Gustavo VI Adolfo de Suecia y Margarita de Connaught. La esposa de Federico IX de Dinamarca usó por primera vez esta joya durante su primera visita oficial a Suecia y, por segunda vez, durante las fiestas de coronación del Sha de Irán en 1967.
La Tiara de la Emperatriz Eugenia
Fue mandada hacer por Napoleón III al joyero de la corte Gabriel Lemmonier, para obsequiársela a su esposa, la bella española Eugenia de Montijo: una tiara de espectaculares perlas engarzada en platino y montada en brillantes. La emperatriz la usó a menudo en las ceremonias e incluso
aparece con ella en un retrato oficial realizado por Winterhalter.
El origen de las perlas usadas en esta joya se cree que proviene del magnífico aderezo que Napoleón Bonaparte obsequió a su segunda esposa, la Emperatriz María Luisa. Había sido encargado al joyero de la corte, Francois Regnault Nitot y el componente principal del conjunto era la extraordinaria tiara, confeccionada con 297 perlas y una pieza central, la enorme Perle Napoleon o “Regente”, en forma de gota y de 346.27 granos de peso. Otras piezas que incluía el set eran la peineta, un par de brazaletes, pendientes, un collar de tres vueltas, un enorme sautoir y otro collar simple de 408 perlas esféricas.
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