El diamante ha sido durante siglos el símbolo del poder y del amor y ha inspirado leyendas, actos de coraje y supersticiones sin paralelo. En Occidente, el diamante fue privilegio de reyes y existía el decreto de San Luis (1214-1270) que prohibía usarlos a las mujeres –aunque fueran de la realeza- y a los plebeyos; para San Luis, tan sólo la Virgen María podía pretender lucir diamantes.
Sin embargo, Agnès Sorel, en el siglo XV, fue la primera mujer en Francia que se atrevió a romper esa regla sin importarle ser de sangre real o de alto linaje, sino más bien apoyándose en ser la amada de Carlos II, dejando así de ser privilegio de los nobles y convirtiéndose en un símbolo de poder y de compromiso. La historia habla de María de Borgoña como la primera dama que recibió, el 17 de agosto de 1477, una sortija de diamantes como símbolo de su compromiso nupcial con Maximiliano de Austria.
El diamante es una piedra que a veces alcanza gran tamaño y se convierte en único. Con excepción, quizá, del diamante Hope (llamado Diamante Azul de Francia cuando estuvo en poder de Luis XIV), la más famosa joya de la Tierra, no sólo por su azul profundo, sino también por su extraordinaria pureza y la historia increíble que lo rodea, la mayor cantidad de piezas únicas en lo que refiere a estas piedras ha estado en poder de familias de sangre azul.
Cullinan IX: se halla engarzado en un anillo que pertenece a Isabel II y que antaño poseyó la Reina María; pesa 4, 30 quilates.
Cullinan VII: en 1912 esta piedra corte marquesa se agregó al collar obsequiado a la Reina María por las Maharanis de la India y la joya formó parte del Aderezo Delhi Durbar; a su muerte, pasó a Isabel II,; pesa 11,50 quilates.
Cullinan VI y VIII: el primero perteneció a la Reina Alexandra y el segundo a la Reina María; ambos se encuentran juntos formando un broche y pesan respectivamente 11,5 y 6,8 quilates.
Cullinan V: la Reina María hizo montar esta piedra en un broche de platino imitando su forma; en 1937 reemplazó al Koh-i-noor en su corona y éste último pasó a la corona de Isabel II; pesa 18,80 quilates.
Cullinan III y Cullinan IV: el Cullinan III posee forma de pera y ambos se conservan en la Torre de Londres, formando parte de la corona de la Reina María; pueden sacarse con facilidad de la Corona y ser usados independientemente como broches (el IV suspendido del III); se les llama “Granny’s Chips” y pesan respectivamente 94, 4 y 63, 60 quilates.
Cullinan II (Estrella Menor de África): se guarda en la Torre de Londres, insertado en la parte frontal de la Corona del Estado Imperial; es el segundo diamante facetado mayor del mundo, con un peso de 317,40 quilates.
Cullinan I (Estrella de África, Gran Estrella Imperial de África):
posee 74 facetas, pesa 530,20 quilates y era el mayor diamante tallado existente en el mundo hasta 1985, cuando fue desplazado por el Golden Jubilee (Quincuagésimo Aniversario). Se guarda en la Torre de Londres, formando parte del cetro del rey Eduardo VII.
Siguen en tamaño a los Cullinan I y II:
· El “Gran Mogol” del Sha de Irán. Otro de los diamantes más famosos de todas las épocas, tiene 280 quilates y solo es superado en tamaño por la Estrella de África y la Estrella Menor de África. Tiene forma de huevo seccionado transversalmente y la piedra en bruto original procedía de la India.
El “Jubilee” (luego “Reitz”).
Fue obsequiado a la Reina Victoria con motivo de la celebración de su 16º año de reinado. La piedra en bruto pesaba 650,80 quilates y el diamante resultante tras el tallado tiene 245,35 quilates. Se exhibe en el Pabellón De Beers, en Johannesburg.
El “Regent” (o Diamante Pitt). Es de forma abombada y pesa 140,50 quilates. El diamante en bruto original pesaba 400 quilates y es de origen hindú, encontrada por un esclavo en las proximidades de Golconda en 1901. El ministro británico William Pitt lo hizo tallar, pasando mas tarde a manos del Duque de Orleans, Regente de Francia bajo Luis XV y siendo engastado en la corona de este rey. Napoleón Bonaparte lo llevó en la empuñadura de su espada, y en la actualidad se exhibe en el Museo del Louvre.
El “Koh-i-noor”. Otro de los diamantes más famosos del mundo es esta bellísima gema de talla oval, cuyo peso en bruto era de 186 quilates. El Sha de Persia lo denominó Koh-i-noor (Montaña de Luz) hacia 1739. Más tarde pasó a pertenecer a la reina Victoria y, tras ser tallado, formó parte de la corona de la reina María, donde se haya en la actualidad. Pesa 108,93 quilates.
El “ORLOFF”
El “Orloff” tiene un peso de 189.62 quilates y posee las proporciones y la forma de un huevo cortado por la mitad. Fue descubierto a principios del siglo XVII en un templo hindú situado en Mysore, en el sur de la India, donde se hallaba en el ojo de una estatua de Brahma, dios supremo del panteón hindú, siendo robado cien años después por un soldado francés. En 1770, en el mercado de piedras preciosas de Amsterdam, el príncipe Grigori Orloff logra adquirir la piedra por 400.000 florines holandeses y se la entrega a Catalina la Grande, ansiando revivir el antiguo romance con ella. Pese a no haber alcanzado la finalidad deseada, el conde recibió ulteriormente diversos favores de Catalina, entre ellos el Palacio de Mármol de San Petersburgo. Catalina bautizó asimismo al diamante con el nombre del conde y encomendó a su joyero C. N. Troitinski la confección de un cetro que se completó en el año 1784, ahora conocido como el cetro imperial, en el que se incorporó la reliquia.
El “WITTELSBACH”
La espléndida piedra de 35.32 quilates está engarzada en un broche de brillantes en forma de flor. Originalmente perteneció a la familia de los Wittelsbach, que reinó en Baviera por más de nueve siglos. Su primer propietario fue Alberto V de Baviera, que en 1568 dijo haberlo encontrado en el castillo feudal de Hohenschwangau, donde residía. La leyenda pretende que ése había sido el castillo de Lohengrin, el caballero del Grial que aparece en una barca tirada por un cisne.
La joya se va heredando a través de los siglos hasta que llega a manos de Maximiliano José de Wittelsbach, quien, gracias a Napoleón, se convierte en el primer rey de Baviera en 1806 y coloca la piedra en una corona que manda confeccionar. Hasta 1918, la joya permanece allí. Luego intenta ser vendida por los Wittelsbach, quienes no logran concretar una venta hasta 1951. En 2008 el joyero londinense Laurence Graff lo adquiere en subasta por el precio récord de 23.4 millones de dólares.
El “Regent” (o Diamante Pitt). Es de forma abombada y pesa 140,50 quilates. El diamante en bruto original pesaba 400 quilates y es de origen hindú, encontrada por un esclavo en las proximidades de Golconda en 1901. El ministro británico William Pitt lo hizo tallar, pasando mas tarde a manos del Duque de Orleans, Regente de Francia bajo Luis XV y siendo engastado en la corona de este rey. Napoleón Bonaparte lo llevó en la empuñadura de su espada, y en la actualidad se exhibe en el Museo del Louvre.
El “Koh-i-noor”. Otro de los diamantes más famosos del mundo es esta bellísima gema de talla oval, cuyo peso en bruto era de 186 quilates. El Sha de Persia lo denominó Koh-i-noor (Montaña de Luz) hacia 1739. Más tarde pasó a pertenecer a la reina Victoria y, tras ser tallado, formó parte de la corona de la reina María, donde se haya en la actualidad. Pesa 108,93 quilates.
El “ORLOFF”
El “Orloff” tiene un peso de 189.62 quilates y posee las proporciones y la forma de un huevo cortado por la mitad. Fue descubierto a principios del siglo XVII en un templo hindú situado en Mysore, en el sur de la India, donde se hallaba en el ojo de una estatua de Brahma, dios supremo del panteón hindú, siendo robado cien años después por un soldado francés. En 1770, en el mercado de piedras preciosas de Amsterdam, el príncipe Grigori Orloff logra adquirir la piedra por 400.000 florines holandeses y se la entrega a Catalina la Grande, ansiando revivir el antiguo romance con ella. Pese a no haber alcanzado la finalidad deseada, el conde recibió ulteriormente diversos favores de Catalina, entre ellos el Palacio de Mármol de San Petersburgo. Catalina bautizó asimismo al diamante con el nombre del conde y encomendó a su joyero C. N. Troitinski la confección de un cetro que se completó en el año 1784, ahora conocido como el cetro imperial, en el que se incorporó la reliquia.
El “Orloff” constituye una rareza entre los diamantes históricos puesto que conserva el estilo original hindú de tallado en rosa. Su color es blanco con reflejos azulados. Hoy forma parte de la colección del Fondo de Diamantes del Kremlin de Moscú.
El “SAH” Es una piedra de formidable tamaño –88 quilates- e inusual forma alargada, en cuyas facetas aparecen inscriptos los datos sobre sus dueños anteriores. El pasado del Sah esta relacionado
con un acontecimiento trágico de la historia rusa. Según una de las inscripciones, en el siglo XVI perteneció al gobernador de la provincia india de Ahmadnagar; después se apoderaron de ella los Grandes Mogoles. En 1739 el descomunal diamante fue a parar a Persia
En el siglo XIX los gobernantes de este país lo donaron a Rusia como “expiación” del asesinato de Alejandro Griboyedov, diplomático y poeta ruso, autor de la comedia “La desgracia de ser inteligente”: en 1829 la corte de Fath Ali Shah envió al nieto del Sha, el príncipe Khosrow Mirza a San Petersburgo, donde obsequió el diamante al zar Nicolás I. En 1914, el “Sah” fue a parar al Fondo de Diamantes del Kremlin, donde permanece hasta hoy.
EL “ESTANQUE”
Es un diamante perfecto, un espejo limpio y transparente, labrado de tal manera, que toda su área era cuadrada, con cuatro lados iguales en ángulo recto, dando lugar a ángulos completos y enteros y a esquinas muy agudas.En 1808 fue inventariado y valorado en 1.500.000 reales, siendo sacado del Palacio Real de Madrid por orden de José Bonaparte. Finalizada la Guerra de Independencia Española fue recobrado por Fernando VII, quien se lo regaló, engastado en la empuñadura de una espada, a su yerno Francisco I de Nápoles con motivo de su matrimonio con la infanta española María Cristina de Borbón.
El “CONDÉ” Es un brillante de 100 quilates que adquirió Felipe II en Amberes por un precio de 80.000 escudos de oro. Fue ofrecido a Isabel de Valois con motivo de su matrimonio con el rey Felipe. Fue llamado desde entonces El Estanque y pasó a formar parte de las joyas de la corona de España, montado junto a la perla Peregrina en el llamado joyel de los Austrias.
Es un diamante perfecto, un espejo limpio y transparente, labrado de tal manera, que toda su área era cuadrada, con cuatro lados iguales en ángulo recto, dando lugar a ángulos completos y enteros y a esquinas muy agudas.En 1808 fue inventariado y valorado en 1.500.000 reales, siendo sacado del Palacio Real de Madrid por orden de José Bonaparte. Finalizada la Guerra de Independencia Española fue recobrado por Fernando VII, quien se lo regaló, engastado en la empuñadura de una espada, a su yerno Francisco I de Nápoles con motivo de su matrimonio con la infanta española María Cristina de Borbón.
EL “SANCY”
El “ESTRELLA POLAR”
El “DARYA-I-NOOR”
Posee forma de pera y pesa 55 quilates. Se dijo que había pertenecido a los emperadores mogoles, aunque es más probable que sea de origen hindú. Su nombre procede de Nicolás Harlai, Seigneur de Sancy, plenipotenciario de Francia en Constantinopla, con quien comienza su historia alrededor de 1570.
Enrique III de Francia sufría calvicie prematura y trataba de ocultar este hecho con una gorra. Como los diamantes estaban cada vez más de moda en la época, el rey pidió prestado el diamante a de Sancy para decorar su gorra, aunque el préstamo era para el propósito más práctico de usar la piedra como garantía para la financiación de un ejército. De Sancy más tarde vendió el diamante a Jaime I de Inglaterra (
(sucesor de la reina Isabel), donde permaneció hasta 1669. Volvió a Francia con James II, quien, frente a la miseria, no tuvo otra opción que vender el Sancy al cardenal Mazarino. El cardenal legaría el diamante al rey. Pero desapareció durante la Revolución Francesa, cuando los bandidos atacaron la Meuble Garde (Real Hacienda).
La historia de Sancy se desconoce desde entonces hasta 1828 cuando se adquiere por el príncipe Demidoff por £ 80.000. Permaneció en la colección de la familia Demidov hasta 1865 cuando se vendió a Sir Jamsetjee Jeejeebhoy, un príncipe hindú, por £ 100.000. El príncipe lo vendió sólo un año después, creando otro vacío en su historia. Reapareció en 1867, en la Exposición de París, llevando una etiqueta de un millón de francos; luego desaparecería otra vez durante cuarenta años. El Sancy surgió nuevamente en 1906, cuando fue comprado por William Waldorf Astor, 1r Vizconde Astor.La prominente familia lo poseyó por 72 años hasta que el 4º vizconde Astor lo vendió al Museo del Louvre por 1 millón de dólares en 1978.
El “ESTRELLA POLAR”
El célebre solitario “Estrella Polar” es una espléndida piedra de 69.42 quilates, cuyo nombre parece reflejar la pureza y brillo poco común de este diamante talla brillante, que recuerda más a su contraparte celeste en los cielos del norte.
El registro más antiguo de la existencia del diamante estaba con José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, que fue sucesivamente rey de Nápoles (1806-1808) y rey de España (1808-1813). José Bonaparte fue también un entusiasta coleccionista de joyas y se dice que compró el "Estrella Polar" a Morton por 52.500 francos. Después de la rendición de Napoleón en 1815 en Rochefort, José Bonaparte se instaló en los Estados Unidos. Podría haberse desprendido de sus joyas durante estos tiempos turbulentos y esto probablemente hubiera incluido el "Estrella Polar". Años después el diamante parece haber hecho su aparición en Londres, donde fue comprado por los agentes de la familia imperial rusa y el “Estrella Polar” se convirtió así en una parte importante de las Joyas de la Corona de Rusia, que también incluía el "Orlov", el "Luna de las Montañas" y el "Shah".
De acuerdo con una versión alternativa, la piedra perteneció a la colección de los príncipes Yussupov. Luego de la revolución bolchevique de 1917, Félix Yussupov se encargó de trasladar las joyas más importantes de la colección familiar a Francia, donde fijó su residencia en el exilio. Casado en 1914 con la Gran Duquesa Irina Romanov, sobrina del zar Nicolás II, pertenecía al grupo enemigo de Rasputín, a quien en 1917, junto con Purischevich y el gran duque Demetrio Pavlovich, le dio muerte. Tras su exilio, Félix Yussupov vendió algunas de las joyas familiares –había sido propietario de la perla “Pelegrina”- y sus descendientes se desprendieron de muchas otras, entre ellas, el “Estrella Polar”.
El “DARYA-I-NOOR”
Esta fabulosa piedra, que en persa significa “Océano de Luz”, tiene 3.5 cms.de ancho por 2.5 cms.de largo y un grosor de 9.48, con un peso de 182 quilates. Su color, rosa pálido, es uno de los más raros que se encuentran en un diamante. Actualmente forma parte de los Joyas de la Corona Iraní y se exhibe en el Banco Central de Irán en Teherán.
Este diamante, como el Koh-i-Noor, fue extraído en las minas de Golconda, más concretamente Paritala-Kollur, en Andhra Pradesh, India, y pasó a estar en posesión de los emperadores mogoles.En 1739, Nader Shah de Persia invadió el norte de la India y luego masacró a muchos de sus habitantes. Como pago por el retorno de la corona de India al emperador mogol, Muhammad, el Sha tomó posesión del tesoro entero de los mogoles, entre ellos el Darya-i-Noor, además del Koh-i-Noor y el trono del Pavo Real, que fueron llevados a Irán por Nader Shah. El Darya-i-Noor ha permanecido allí desde entonces. Reza Shah, fundador de la dinastía de los Pahlavi, llevaba el diamante como decoración de su sombrero militar durante su coronación en 1926 y fue usado en la ceremonia de coronación de Mohammad Reza Shah Pahlavi en 1967.
El “Condé”, de 50 quilates y talla en forma de pera, es el mayor de color rosa conocido en el mundo. Recibe su nombre de Luis II de Borbón, Príncipe de Condé y Comandante del ejército francés, a quien fue presentado el diamante por el rey de Francia como símbolo de agradecimiento por el éxito de varias victorias militares que se lograron en su nombre.
Este diamante rosado surge a mediados del siglo XVII, muy probablemente originado en las famosas minas de Kollur, en el sur de la India, la única fuente de diamantes rosados
mundo durante ese período. El Darya-i-Noor, el Noor-ol-Ein, y el Shah Jahaan y Agra son otros famosos diamantes rosas que se cree fueron obtenidos en las mismas minas. La rara piedra entró en la corte francesa a través de Jean Baptiste Tavernier, el famoso viajero y comerciante de diamantes, que había tenido tratos con el rey Luis XIV y, probablemente, con su antecesor, el rey Luis XIII. Se dice que Luis XIII fue quien ofreció la joya al príncipe de Condé, sin embargo, la cronología de los acontecimientos durante este período no parece apoyar esta afirmación, sino que favorece a Luis XIV, su sucesor en el trono de Francia, como el monarca que hizo este gesto de agradecimiento.Luis II de Borbón tuvo el diamante montado en la empuñadura de su bastón y luego permanecería en poder de la familia Condé hasta 1892, cuando el Duque d'Aumale la legó al Gobierno francés. Hoy en día se exhibe en el Museo Condé de Chantilly, en Francia, donde continuará de acuerdo a la voluntad del duque. El diamante fue robado de allí el 11 de octubre de 1926, pero luego se recuperó y restauró. Sin embargo, como precaución de seguridad, el que se exhibe ahora no es el original, sino sólo una réplica perfecta.
El “WITTELSBACH”
La espléndida piedra de 35.32 quilates está engarzada en un broche de brillantes en forma de flor. Originalmente perteneció a la familia de los Wittelsbach, que reinó en Baviera por más de nueve siglos. Su primer propietario fue Alberto V de Baviera, que en 1568 dijo haberlo encontrado en el castillo feudal de Hohenschwangau, donde residía. La leyenda pretende que ése había sido el castillo de Lohengrin, el caballero del Grial que aparece en una barca tirada por un cisne.
La joya se va heredando a través de los siglos hasta que llega a manos de Maximiliano José de Wittelsbach, quien, gracias a Napoleón, se convierte en el primer rey de Baviera en 1806 y coloca la piedra en una corona que manda confeccionar. Hasta 1918, la joya permanece allí. Luego intenta ser vendida por los Wittelsbach, quienes no logran concretar una venta hasta 1951. En 2008 el joyero londinense Laurence Graff lo adquiere en subasta por el precio récord de 23.4 millones de dólares.
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